El cheesecake, o tarta de queso, es un postre con un origen que se remonta a la antigua Grecia, específicamente alrededor del año 776 a.C., cuando era consumido por los atletas olímpicos como una fuente de energía natural. A lo largo de los siglos, esta deliciosa preparación fue evolucionando y adoptando nuevas formas, llegando a popularizarse especialmente en Estados Unidos a finales del siglo XIX con la creación del famoso cheesecake de Nueva York, caracterizado por su textura cremosa y base crujiente de galletas.
Actualmente, el Día del Cheesecake se celebra cada 30 de julio, una fecha dedicada a este emblemático postre. En Buenos Aires, se pueden disfrutar tres versiones imperdibles de cheesecake que combinan tradición y creatividad en destacados locales de la ciudad, ideales para los amantes de esta exquisitez.
Con frutillas y relleno cremoso
En Croque Madame Palacio Paz, la cheesecake clásica se presenta como un postre refinado y reconfortante, elaborado con una base cremosa de queso suave, lo que le otorga un relleno suave y cremoso, y se sirve coronada por una salsa untuosa de frutillas casera, que se complementa con frutillas frescas como topping. Esta torta se puede pedir por porción en el majestuoso salón comedor o en sus mesas en el jardín interno del Palacio. La experiencia en Croque Madame va más allá de lo gastronómico: es una inmersión en la historia porteña, con platos de inspiración francesa, cócteles, vinos y una completa carta de cafetería para disfrutar a cualquier hora del día.
Dirección: Avenida Santa Fe 750, Retiro.
En versión de maracuyá, el punto exacto de acidez
En el corazón de Palermo, Merienda ofrece dos variantes de cheesecake hechas de forma completamente artesanal. La torta se prepara con base de galletas caseras y un relleno horneado a baja temperatura, elaborado con queso estilo Philadelphia, huevos de campo y azúcar orgánica, logrando una textura densa y uniforme. La opción tradicional le añade una mermelada casera de frutos rojos, mientras que la de maracuyá se corona con una capa hecha con pulpa fresca, que aporta acidez y contraste. Ambas recetas priorizan ingredientes nobles y técnicas precisas en cada etapa. Se presentan en porciones generosas, ideales para acompañar café o infusión, y también puede pedirse con anticipación y llevar para celebrar cualquier ocasión. Una propuesta pensada para saborear sin apuro.
Direccion: Uriarte 2106, Palermo.

Con el sabor cítrico de la naranja
En Aire Libre, el chef ejecutivo Julián del Pino presenta un original cheesecake sin cocción, donde los sabores se complementan de manera única. La preparación parte de una base de masa sablé de almendras horneada y luego procesada para lograr la textura clásica de galletitas. El relleno se elabora con queso Finlandia, crema batida a medio punto, gelatina y una crema inglesa de naranjas, lo que se traduce en una textura que equilibra cremosidad y estructura. Se sirve con una reducción de jugo de naranjas que aporta notas cítricas y contraste frente al dulzor del queso. Cada porción se acompaña de cascaritas de naranja confitadas para resaltar aún más el sabor. Una propuesta pensada para quienes buscan una pausa dulce en un entorno que conecta con lo natural.
Dirección: Av del Libertador 6327, Belgrano.


