Milei: Un cisne negro anti casta
A 40 años de democracia Argentina vivió las elecciones primarias (PASO), proceso creado en 2009 para filtrar candidaturas y definir las propuestas políticas con más oportunidad.
Ayer hubo una gran abstención. La participación rozó el 69%, la más baja desde la creación de las PASO. Casi 11 millones de argentinos, habilitados para votar, no lo hicieron.
Las proyecciones de las principales encuestadoras estuvieron bastante lejos de los resultados. Los analistas insisten en que estás empresas entrevistan a gente con actitud hacia la política, incluso con militancia, dejando de lado a quienes ven hoy en día a la política como un suplicio, una incomodidad y deciden sobre la marcha y la emoción.
El candidato más votado fue Javier Milei. El giro hacia la derecha, en un país en que reconocerse públicamente de derechas es casi oprobioso, ha sido dado. Los vínculos de Milei con el VOX español y el bolsonarismo encienden las alarmas entre quienes lo califican como un excéntrico, un peligro, un loco.
La hasta ahora fuerza opositora, Juntos por el Cambio, vive un momento duro. La existencia de dos candidaturas revela falta de acuerdos y visión estratégica de cara a los resultados: si los hubieran previsto, se habrían unido. El triunfo de Patricia Bullrich es una breve alegría, desdibujada por las cifras y amenazada por un cisma interno del partido que preside.
Los resultados le han dado una bofetada al gobierno actual. Lo que mejor hicieron las proyecciones previas fue hablar del descontento con el peronismo kirchnerista. Pero no expresaron con claridad por qué personas empobrecidas castigaron con bronca por la vía de la ultraderecha.
Estas elecciones han sido las más significativas para el país en muchos años y con el parcial triunfo de Milei generan preocupación sus resultados. Los fantasmas del autoritarismo, de la reactividad militarista y de la dispersión ya ni siquiera ideológica sino antipolítica, han vuelto al ataque. El fantasma de Perón, para bien y para mal, paralizó durante décadas el crecimiento natural democrático. ¿Cómo atravesar, entonces, esta nueva fantasmagoría que anoche se instaló?
