El Hotel Imperial de Tokio fue de las obras más espectaculares del arquitecto Frank Lloyd Wright, pionero de la arquitectura moderna y orgánica. Hace una semana se celebró una ceremonia para conmemorar el primer centenario de aquella infraestructura, inaugurada entre julio y agosto de 1923. Para darle más connotación, el Imperial Hotel, Ltd. y el Frank Lloyd Wright Trust inauguraron un jardín de cerezos plantados en el patio de la Casa Frederick C. Robie, de Frank Lloyd Wright, en la ciudad de Chicago.
Una placa de inscripción reza: “Estos cerezos celebran 100 años de nuestro patrimonio cultural común. Centenario del Hotel Imperial Wright 1923-2023. Imperial Hotel, Ltd., Tokio, Frank Lloyd Wright Trust, Chicago”.
El Hotel Imperial se inauguró en 1890 como casa de huéspedes de Japón. Fue fundado por la aristocracia japonesa en el mismo emplazamiento que ocupa hoy y comenzó como lugar de acogida de un número creciente de dignatarios extranjeros que visitaban Japón en el Periodo Meiji (1868-1912).
Por su oferta de hospitalidad japonesa clásica, es el hotel tradicional preferido por las personalidades y viajeros extranjeros que pasan por la capital nipona. El Hotel Imperial gestiona tres hoteles en Tokio, Osaka y Kamikochi, y abrirá otro hotel en Gion, Kioto, en 2026. Además, el Hotel Imperial de Tokio tiene previsto reconstruir su edificio torre de 2024 a 2030, y su actual edificio principal de 2031 a 2036.
Un aporte al turismo patrimonial de Chicago y Tokyo
El antiguo alcalde de Chicago -y actual embajador de Estados Unidos en Japón, Rahm Emanuel- señaló que una de las principales contribuciones culturales de Chicago en todo el mundo es la arquitectura. “Me sentí orgulloso de apoyar al Frank Lloyd Wright Trust y a la Casa Robie como primer sitio de Chicago declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El legado de Wright queda plasmado en la brillantez de lo que construyó, pero también en la capacidad de inspirar un ingenio que trascendió países, concretamente Estados Unidos y Japón. Dado el gran don de Frank Lloyd Wright para tender puentes entre dos culturas, dos naciones y dos pueblos, es muy apropiado que el Hotel Imperial y el Frank Lloyd Wright Trust celebren el centenario del Imperial de Wright en Robie House”, afirmó en un mensaje enviado para la ocasión.
Celeste Adams, Presidenta del Trust, declaró que “La fascinación que Wright sintió durante toda su vida por el arte y la cultura japoneses comenzó en Chicago, donde conoció por primera vez la arquitectura japonesa en la Exposición Universal Colombina de 1893 en Jackson Park, a un kilómetro y medio del emplazamiento de Robie House”.
Un hotel imperial japonés y estadounidense
En 1905, Wright viajó por primera vez fuera de Estados Unidos y pasó tres meses en Japón. El pabellón de la Exposición Universal en ese país se inspiró en la Sala Fénix de Byodo-in, un templo budista situado en Uji, cerca de Kioto. En 1908, el arquitecto recibió el encargo de la Casa Robie, terminada en 1910 y dueña de varios elementos orientales que trajo de su periplo por aquella nación.
Aunque varios de sus edificios anteriores están influidos por la arquitectura japonesa, la Casa Robie es la que presenta una afinidad más llamativa, observada a menudo por los visitantes de ese país. Durante 1913, se inició una conversación entre Frank Lloyd Wright y Aisaku Hayashi, gerente del Hotel Imperial. El 17 de marzo de 1916, Wright aceptó formalmente el encargo de un hotel moderno que sustituyera al Hotel Imperial original, inaugurado en 1890.
Wright vivió en Japón de forma intermitente durante el diseño y la construcción del Hotel Imperial, que se inauguró poco antes del 1 de septiembre de 1923, el día del Gran Terremoto de Kanto. El Hotel Imperial sobrevivió y Wright lo consideraba su obra maestra. Tras el proyecto del Hotel Imperial, Wright no volvió nunca más a Japón, pero los 30 años que transcurrieron desde su encuentro con la arquitectura japonesa en Chicago en 1893 hasta la inauguración del Hotel Imperial, tres décadas más tarde, engendraron amistades duraderas y relaciones profesionales que abarcaron generaciones.
El Imperial de Wright se convirtió en un centro de intercambio social e intercultural. Con este espíritu, las instituciones involucradas celebraron el poder de la arquitectura y el valor del patrimonio cultural como base de una cooperación internacional duradera. Este video demuestra la reconstrucción histórica del edificio, a partir del archivo de planos y anotaciones del arquitecto.
Legado de la arquitectura orgánica
El Hotel Imperial es una obra maestra de la arquitectura del siglo XX que ha resistido el paso del tiempo. Su construcción fue un símbolo de la occidentalización de Japón. El edificio se diseñó para resistir terremotos, que en aquella época preocupaban mucho en Tokio. El hotel también se diseñó como un espacio lujoso y confortable para los huéspedes, con especial atención a los materiales naturales y a la conexión con el paisaje circundante.
Este lujoso establecimiento que acogió a dignatarios y visitantes adinerados entre 1923 y 1968, fue conocido por dos cosas: por haber sobrevivido al Gran Terremoto de Kanto sólo unos meses después de su apertura en junio de 1923, y por ser el más famoso de los seis edificios diseñados y terminados en Japón por el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright. Tan apreciado era el Imperial que, tras la Segunda Guerra Mundial (a la que sobrevivió indemne), se utilizó como alojamiento durante la ocupación de Japón sólo para el personal militar de más alto rango del SCAP y de los Aliados, y para las legiones de burócratas de Washington que visitaban la capital japonesa.
La construcción del Hotel Imperial sufrió varios retrasos, principalmente debido a limitaciones financieras y a la escasez de mano de obra cualificada. La construcción del hotel comenzó en 1917, pero no fue hasta el 4 de julio de 1922 cuando se inauguró la primera sección del hotel. El hotel se terminó finalmente en agosto de 1923.
A lo largo del proceso de diseño y construcción, Wright tuvo que introducir varios cambios en los planos originales. Estos cambios fueron a menudo el resultado de limitaciones presupuestarias o problemas técnicos. Por ejemplo, el diseño original del hotel incluía un patio central, pero tuvo que modificarse debido a las limitaciones de espacio. En ese sentido Wright demostró su adaptabilidad y comprensión de las limitaciones y, a un mismo tiempo, fue testigo de una época de cambios políticos en la aristocracia imperial local.
Cuando se dio a conocer el diseño del Hotel Imperial, suscitó reacciones encontradas. Algunos críticos alabaron el innovador diseño del edificio y su capacidad para resistir terremotos, mientras que otros criticaron su alejamiento de la arquitectura tradicional japonesa. En términos generales, Wright estuvo interesado en el uso de materiales naturales, como la madera y la piedra de la propia zona, y los utilizó ampliamente en el diseño, con la minucia que lo caracterizaba.
No cabe duda de que el Hotel Imperial es una de las mejores estructuras del mundo por su carácter, que le es propio. No es difícil reconocer el genio que concibió semejante poema en piedra y ladrillo, y hay que alabar espontáneamente el brillante talento de ingeniería que se ciñó a líneas estrictamente rectas y arcos planos en todo el edificio.
El único comentario justo que puede hacerse es que el edificio está probablemente cien años adelantado a su época en sus características arquitectónicas y cincuenta años atrasado en muchas cosas que contribuyen a la comodidad de sus clientes. [Frank Lloyd Wright] lo sacrificó todo por su arte, levantando un monumento a su genio y legando a los japoneses la difícil tarea de convertirlo en un éxito financiero, afirmaba categóricamente la revista The Far Eastern Review en junio de 1925.
El diseño del hotel es un ejemplo perfecto de la filosofía de Wright de la “arquitectura orgánica”, que hace hincapié en la relación entre el entorno construido y el mundo natural. El arquitecto, lo vio como una forma de conectar con la cultura y la arquitectura japonesas, de las que estuvo cultivando varias expresiones de tono filosófico durante toda su vida adulta. Por eso sus estudios sobre la arquitectura y la cultura tradicionales del cada región trabajada respetaba no sólo elementos materiales sino técnicas de construcción endógenas. Por ejemplo, el amplio esquema decorativo, facilitado por la abundancia de hábiles tallistas, fue también una característica notable del edificio.
Sin embargo, en 1968, la mayor parte del edificio fue demolido y reemplazado por un edificio más contemporáneo. Actualmente, solo queda la fachada del hotel, que se encuentra en Meiji Mura, un museo arquitectónico al aire libre cerca de Nagoya que alberga una gran colección de arte arquitectónico de la era Meiji. A pesar de que el Hotel Imperial diseñado por Wright no fue un producto de la era Meiji, llegó a simbolizar para mucha gente, japoneses y extranjeros por igual, el gran grado de madurez que había alcanzado Tokio durante sus primeros cien años.
Acerca del Frank Lloyd Wright Trust
Fundado en 1974, el Frank Lloyd Wright Trust es una organización independiente, benéfica y sin ánimo de lucro que opera en cuatro lugares diseñados por Wright. Su visión es preservar el valor universal de las artes para todas las personas.
El Trust organiza visitas y programas públicos en cuatro lugares históricos de la zona de Chicago: La casa y estudio de Wright (1889-1909) y el Templo de la Unidad (1905-08) en Oak Park; la Casa Frederick C. Robie (1908-10) situada en el campus de la Universidad de Chicago en el barrio de Hyde Park; y el Rookery Light Court (1905-07) en el Chicago Loop.